miércoles, 21 de noviembre de 2018

Las ciudades pequeñas carecen del capital social


VISIONARIOS de Innovadores menores de 35 Latinoamérica: Victor Santos, Felipe Chávez, Lincoln Ando, Rodolfo Fiori, Francisco José Córdoba, Lawrence Murata y Paola Villareal

NotiMx, Noviembre 2018.- Fueron premiados los “Innovadores menores de 35 Latinoamérica” por el MIT Technology Review en español en la Universidad Panamericana (UP) de Guadalajara, destacando los proyectos de 35 jóvenes innovadores de menos de 35 años, tras 14 meses de trabajo entre más de 2 mil propuestas que concursaron y con el lema “Sé parte del cambio que quieres ver en el mundo”,

El magno evento Innovadores Menores de 35 LATAM, se realiza impulsado por MIT Technology Review en español, la Universidad Panamericana campus Guadalajara y Opinno, consultora global de innovación española y organizadora del evento, con el apoyo de Secretaría de Innovación del Gobierno de Jalisco, Santander, Nissan, Fleet Solutions, Aga, Amazon Web Services y otras importantes empresas.

VISIONARIOS
Estos innovadores ven el mundo bajo un prisma distinto al del resto de la gente, lo cual
les permite descubrir nuevos y potentes usos para las tecnologías.
Victor Santos, 27
Brasil
Felipe Chávez, 28
Colombia
Lincoln Ando, 27
Brasil
Rodolfo Fiori, 34
Brasil
Francisco José Córdoba, 32
Colombia
Lawrence Murata, 24
Brasil
Paola Villareal, 34
México

Victor Santos
Airfox
Su aplicación calcula el riesgo crediticio del usuario analizando los datos de uso del teléfono móvil.

Una de cada tres personas adultas en Brasil aún no tienen cuenta bancaria, según los últimos datos sobre inclusión financiera del Banco Mundial. Pero aun perteneciendo al país latinoamericano mejor parado en este indicador, los brasileños aún tienen muchas dificultades para acceder a préstamos debido al poco uso que hacen de las cuentas bancarias, lo que limita la capacidad de los bancos de calcular su riesgo crediticio.

Para solucionarlo, Victor Santos ha creado Airfox. Esta aplicación funciona como un monedero digital sin necesidad de estar asociada a ninguna cuenta corriente o tarjeta de crédito. Lo revolucionario de Airfox son sus algoritmos para, a partir de los datos de uso del teléfono móvil, calcular el riesgo crediticio del usuario, que podrá entonces solicitar un préstamo a través de la propia app.

Al utilizar la aplicación de Airfox, el usuario concede acceso a los datos de uso del teléfono móvil”, explica Santos. “A través del análisis de la información que proporciona el GPS, por ejemplo, puede determinarse con fiabilidad dónde vive y trabaja el usuario, su rutina”, prosigue. Con toda esta información, cruzada con datos de fuentes externas, puede establecerse un modelo del nivel de ingresos y gastos reales, lo que se traduce en un cálculo del crédito del individuo.

Lanzada en marzo de 2018, hasta la fecha la aplicación cuenta con 12,000 usuarios que, tras este tiempo de análisis de sus patrones de conducta, han recibido 1,200 préstamos financiados por Airfox gracias a los 15 millones de dólares recaudados en una ICO – las transacciones del monedero quedan reflejadas en una cadena de bloques propia, basada en Ethereum. “El siguiente paso es abrir la plataforma a inversores externos”, comenta Santos, así como seguir extendiendo la base de usuarios de la aplicación, para lo que está en negociaciones con la mayor cadena de tiendas del país.

Felipe Chávez
Kiwi Campus
Sus robots autónomos hacen más efi ciente y económica la entrega de comida a domicilio.

Gigantes de la logística como Amazon están explorando cómo automatizar la última milla de la entrega de mercancías. El problema es el elevado coste que supone para el total del proceso de envío tener que disponer de una persona que lleve el paquete en persona hasta el destino. Felipe Chávez apuesta por que la solución se halla en el uso de robots autónomos. Su empresa, Kiwi Campus, ya los utiliza para hacer entregas de comidas a residentes dentro de los campues de la Universidad de California en Berkeley y en Los Ángeles.

El objetivo es lograr mover cosas entre dos puntos de una ciudad con un coste próximo a cero”, explica Chávez. “En la actualidad, debido a los costes laborales, hacer una entrega en menos de una hora cuesta unos 8 dólares”, afirma. Además, es ineficiente. “Un ser humano puede realizar un promedio de 2.5 entregas por hora; una persona que use la plataforma de Kiwi Campus puede gestionar 12 entregas en una hora”, concluye el joven colombiano.

Utilizar robots autónomos para realizar las entregas no implica renunciar al empleo de seres humanos. El modelo de la empresa radica en dividir las entregas en segmentos.

Una persona recoge el pedido en el restaurante y lo carga dentro de un Kiwi Bot que a su vez es transportado a bordo de un triciclo capaz de transportar varios de estos robots. El triciclo realiza un trayecto optimizado para minimizar el tiempo de entrega de todos los pedidos transportados y, a medida que se aproxima el punto final de cada entrega, el ser humano libera al Kiwi Bot que se desplaza los últimos cientos de metros hasta el punto de entrega.

El Kiwi Bot cuenta con seis cámaras, sensores LIDAR y un motor de procesamiento de imágenes con algoritmos de inteligencia artificial que detectan los elementos presentes en las aceras y las calzadas para asegurar una navegación segura para el robot y las personas usuarias de la vía pública. Para garantizar al máximo la seguridad, un equipo de personas vigila en remoto desde la sede de la empresa en Colombia los momentos más delicados.

Lincoln Ando
IDWall
Su plataforma permite luchar contra los fraudes de identidad en las relaciones comerciales

Brasil y México son las economías más potentes de Latinoamérica. También son las que mayores tasas de criminalidad presentan, y los fraudes de identidad no son excepción.

Tanto es así que procedimientos como abrir una cuenta bancaria puede tardarse hasta 15 días en Brasil debido a todas las comprobaciones necesarias hechas manualmente.

Lincoln Ando decidió enfrentarse a este problema y, utilizando algoritmos de inteligencia artificial y análisis de datos, su plataforma IDWall reduce este tiempo a menos de tres minutos.

La primera vez que Ando se enfrentó al problema del fraude de identidades fue en 2011, cuando estuvo trabajando para el primer banco 100% digital de Brasil. Tras tres años de intentar resolver el problema, el joven brasileño llegó a la conclusión de que las empresas grandes son demasiado lentas para crear e innovar y decidió ir a EE.UU. A continuar su formación en seguridad. A su regreso participó en la fundación de VaiVolta, un marketplace para el sector de la construcción, y se dio cuenta de que de nuevo se enfrentaba al dilema de cómo establecer una relación de confianza entre dos partes que no se conocen.

Así es como nace en 2016 IDWall, una plataforma que los negocios, tanto físicos como completamente online, pueden utilizar para verificar la identidad de los clientes, evitando así cuantiosas pérdidas relacionadas con los fraudes de identidad. La plataforma permite comprobar la validez de cualquier documento de identidad a través de una fotografía del mismo, contrastándola con los datos de los diversos organismos oficiales que las expiden.

A continuación, de nuevo mediante la captación de una serie de fotografías consecutivas del sujeto, se comprueba que el cliente es efectivamente quien dice ser, y que está vivo y no siendo suplantado a través de una fotografía u otros medios. En un tercer paso, la plataforma comprueba la solvencia del cliente en más de 200 fuentes de datos, desde listas de morosos a listados de resoluciones judiciales.

Rodolfo Fiori
Muove Brasil
Software de gestión municipal que identifica inefi ciencias y evita el desperdicio de recursos

Según la constitución de Brasil, cada ciudad tiene las mismas responsabilidades con respecto a la implementación de las políticas públicas. No importa si tiene 10,000 habitantes o 10 millones. De las más de 5,500 ciudades del país, el 97% tienen menos de 200,000 residentes y carecen de la capacidad institucional para gestionar servicios públicos complejos como la atención sanitaria o la educación. El 86% de estos municipios presentaron problemas financieros en 2017.

Rodolfo Fiori ha desarrollado un software que analiza los datos disponibles e identifica ineficiencias en la gestión municipal, así como posibles soluciones para corregirlas, lo que resulta en menor malgasto de dinero público que queda disponible para su uso en políticas asistenciales.

Una beca municipal permitió a este joven brasileño acceder a un buen colegio, lo que desembocó en una buena universidad y un buen trabajo en gestión logística y de cadena de suministros. Agradecido, Fiori se propuso volcar sus esfuerzos en ayudar a mejorar los procesos de la ciudad que le ayudó a él. “Las ciudades pequeñas carecen del capital social y la capacidad institucional para implementar las políticas”, afirma. “Funcionarios y alcaldes carecen en muchos casos de educación superior y de los medios para entender los problemas que les lastran”, continúa.

Por este motivo Muove Brasil, la empresa creada en 2016 por Fiori, analiza los datos públicos sobre la gestión municipal de todas las ciudades brasileñas e identifica dónde se producen ineficiencias. Al comparar la gestión de todos los municipios, es posible averiguar si la aplicación concreta de una política cuesta más de lo esperable en una ciudad particular. Las ciudades que tienen contratado Muove for Cities acceden a este análisis, pero también a una herramienta para sus funcionarios públicos que les orienta de un modo sencillo e intuitivo sobre los pasos para evitar incurrir en gastos excesivos.

Francisco José Córdoba
Send
Criptomoneda protegida frente a la volatilidad de los mercados por diseño

Cuando una persona emigra por motivos económicos suele dejar en su país de origen a toda una familia que pasará a depender del dinero que este envíe de regreso. Para lograr sacar el máximo partido al dinero enviado, muchos son los que con el reciente auge de las criptomonedas han visto un modo de sortear las altas tasas de gestión ofrecidas por los intermediarios tradicionales. La alta volatilidad de su valor, sin embargo, se ha convertido en un problema en sí mismo.

Francisco José Córdoba conoce bien esta problemática. Emigrante él mismo en etapas de su vida y con una amplia red de contactos y conocidos en la diáspora venezolana, ha diseñado una aplicación destinada al envío de remesas especialmente pensada para este colectivo. Su principal innovación radica en el uso de una nueva criptomoneda, Send, cuyos tokens no fluctúan de precio por la ley de oferta y demanda, sino por un algoritmo diseñado para tener en cuenta su uso real en la comunidad.

Los emigrantes venezolanos se enfrentan a tasas de intermediación que pueden llegar al 30%. El uso de criptomonedas como Bitcoin representa para ellos una atractiva alternativa para lograr que el máximo posible del dinero conseguido fuera del país llegue a manos de sus destinatarios. Cuando esta y otras monedas no hacían más que subir de precio, su alta volatilidad no resultaba tan problemática. Ahora, en cambio, enviar bitcoins supone un riesgo adicional ya que desde que se hace el envío hasta que el
destinatario convierte los tokens en moneda convencional su valor puede haberse visto alterado radicalmente.

Send evita esto al establecer un valor monetario a cada token fijado por un algoritmo. Este calcula cuánta demanda hay de tokens en la red de usuarios de WeSend, una app diseñada como monedero electrónico para realizar las transferencias entre usuarios, con unos valores máximos y mínimos preestablecidos. “En un primer momento diseñamos el algoritmo para que el precio se mantuviera durante un periodo de siete días, pero las pruebas nos demostraron que se trataba de demasiado tiempo”, explica Córdoba. Por eso el intervalo de tiempo por el que este precio se mantiene estable ahora también depende del volumen de uso en la aplicación.

Lawrence Murata
Newton Transportation
Technologies
Aplicación que analiza la forma de conducir de los usuarios para lograr evitar accidentes de tráfico

En el listado de las 10 causas más frecuentes de mortalidad publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se cuela una cuyo origen no es una enfermedad: los accidentes de tráfico. Según este organismo, 1.4 millones de personas perdieron la vida por este motivo en 2016 en todo el mundo. Ante este dato, Lawrence Murata se planteó qué podría hacer él para reducir esta cifra a cero.

Su respuesta es una aplicación móvil que utiliza algoritmos de inteligencia artificial para analizar los datos captados por los sensores del smartphone así como otras variables contextuales (tiempo atmosférico, visibilidad, etc.) para identificar cuándo hay riesgo de accidente y alertar al conductor para que trate de evitarlo.

La aplicación se ejecuta de fondo mientras el usuario conduce, recolectando datos de los acelerómetros, la posición en el mapa, el tiempo que hace, la hora del día, etcétera”, explica Murata. Así se averigua, por ejemplo, si el conductor está manejando el vehículo de una forma agresiva, o diferente al estilo habitual, o excediendo los límites de velocidad adecuados a las circunstancias del tráfico actual, lo que haría que la aplicación reproduzca una alerta audible con consejos de cómo conducir de forma más segura.

El análisis de la información externa también permite diseñar rutas entre dos puntos teniendo en cuenta sus índices de seguridad y no sólo el tiempo que se tardaría en recorrerlas, para que el conductor tenga más opciones a su disposición.

Probablemente no vaya a haber una única solución capaz de reducir los accidentes a cero, por lo que es necesario que haya toda la colaboración posible entre todos los actores implicados”, afirma Murata. Cuanta más gente utilice su aplicación, que en estos momentos se encuentra en fase de beta y que será lanzada el próximo año, más inteligencia será capaz de generar para cada uno de ellos. “Si tu teléfono ve algo útil para otros usuarios, se tomará ventaja de ello”, concluye el joven, que ve el futuro dominado por vehículos autónomos que comparten información entre ellos.

Paola Villareal
Data for Justice
Su trabajo impulsa el uso del análisis de datos y su visualización para enfrentar problemas sociales como el racismo

Uno de los debates surgidos alrededor del reciente boom de la inteligencia artificial es la preocupación por la aparición de sesgos en los algoritmos, frecuentemente debido a la existencia de estos mismos sesgos en los datos usados para entrenarlos. Pero las inteligencias artificiales no son las únicas que desarrollan estos prejuicios. Las personas llevan actuando así desde hace milenios.

Paola Villarreal cree que la ciencia de datos y la tecnología pueden servir de mucha ayuda a las organizaciones destinadas a lograr un impacto social.

La joven mexicana empezó a programar de forma autodidacta a los 12 años y a los 15 ya se dedicaba profesionalmente al diseño de páginas web. En 2013 y 2014 fue directora de Innovación Tecnológica en el Laboratorio de Innovación de la Ciudad de México, donde diseñó e implementó el Data Lab, un portal de Open Data accesible a través de una API. En 2015 Villarreal se mudó a los EE.UU. gracias a una beca de las fundaciones de Ford y Mozilla y entró a formar parte de la American Civil Liberties Union de Massachusetts, una organización dedicada a la protección de los derechos civiles.

Es para esta organización que Villarreal desarrolló el proyecto Data for Justice. En él, la joven mexicana combina el análisis de datos del censo con los datos de las actividades realizadas por la policía. Para realizar este proyecto, Villarreal desarrolló una herramienta que permite a cualquiera, sin avanzados conocimientos de programación, realizar un análisis narrativo y visual de un conjunto de datos, llamada ANT (Augmented Narrative Toolkit).

Así, mediante un poderoso análisis visual sobre el mapa de la ciudad de Boston, la innovadora pudo demostrar la existencia de una fuerte correlación entre los lugares donde la policía realizaba arrestos por posesión o venta de marihuana y los barrios con mayor proporción de personas afroamericanas, latinas, y en general no caucásicos entre sus residentes, lo que alerta del posible sesgo racial sistemático en la acción de la policía.

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